sábado, 3 de septiembre de 2011

La noche de la luna y las tres estrellas

En este día reivindico mi más ansiado sueño, sin comprender el fracaso de un destino, solo complazco la esperanza de una desgracia que no penetre en el alma de una lucha por concluir.

Solo podemos reír con el alma herida a muerte, pero con la seguridad de la muerte nos representa una vida por delante. Amamos, te amo, como un general que ama la guerra y la victoria. Solo puedo decir que las almas no sufren en el infierno, están encadenados a la vida, dentro de una jaula de barrotes de hierro.
Necesito, el aliento y la fuerza para empujar una pesada carga de amor y de justicia, mi lucha no es un compromiso, es una filosofía de vida que mejora cada día, con lágrimas de dolor y pena en el pecho.

Hemos sido capaz de crear una vida, esa vida vivirá por siempre en nuestro corazón y en nuestras vidas. Y siempre veo a nuestro hijo y mil rostros en la calle. Un hijo que vive con nosotros. Gracias por existir, cuando te veo recuerdo que debo avanzar sin desmayar. Debo luchar hasta fin. No importa lo complicado del problema. Somos hijos sin destinos, porque existimos para abrir un nuevo camino.

Volveré a mi destino:

Somos hombres perdidos, no tenemos intereses, no tenemos sentimientos, ni hábitos, ni propiedades, no tenemos ni siquiera un nombre. Todo está absorbido por un único y exclusivo interés, por un solo pensamiento, por una sola pasión… eso será nuestra ética.

Ya no seremos locos ni adoradores de madera…te amare por siempre.

FIRMES Y DIGNOS, HASTA EL FIN.




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